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Mostrando entradas de enero, 2024

Amigos

 Estoy cansado de las locuras de un amigo. Que si nos paramos a pensar, tan amigo, no será. Pasé por este mundo asociándome a muy pocos de ellos, desde la infancia, donde nos juntábamos tres o cuatro, pero nunca ninguno pasó a llamarme para salir a la calle. Tampoco yo los busqué. Los amigos siempre fueron eso, personas con las que me relacionaba en un lugar y una época determinada y a la postre, pasada esa circunstancia, desaparecían. "Tú me dijiste una vez que los amigos van y vienen, y es verdad", me confesaba mi primo de menor edad el otro día cuando comíamos juntos. Se concluía así que los únicos amigos estaban en el seno familiar, la gente con la que convivías, pero en mi caso, a día de hoy, creo que ni tan siquiera es así. Porque hay distintos lenguajes, cosas que puedes compartir con unos y cosas que puedes hacerlo con otros. Yo vivo con mis padres, y en lo sentimental puede decirse que son mis amigos, personas por las que lo daría todo, pero claro, eso va mucho más a

Hoy el fuego llora

   Empezó a recitar poemas a grito tendido desde su cama. Era la noche, una noche en la que su madre estaba con él y tosía de vez en cuando desde la habitación donde trataba de conciliar el sueño. Un sueño imposible, una pesadilla. El chico había estado en un psiquiátrico años atrás y esta vez había vuelto a enamorarse. Y alzaba la voz, en la adentrada y húmeda noche, haciendo resonar la misma tierra. O eso creía él. Entonces su madre, atormentada, respondió: -¡¡Basta!!-. Y fue entonces cuando en un arrebato de provocación más quiso acercarse a la susodicha y lo vio. Estaba desmenuzada, las sábanas y la manta cubrían su cuerpo por entero pero esto se vislumbraba tan sólo en su rostro. Desencajado, pálido, quejumbroso, pueril… El chico sintió el mayor de sus hondos pesares. Recapacitó al instante. Y con una desolación propia del arrepentimiento recorrió en penumbra el pasillo de la casa hasta el salón y tomar asiento en uno de los sofás que había. Ahí se sentó, hundió la cabeza y mand

Amelia

La he visto caminando volviendo del río, una chica que una vez se me escapó. Dijeron una vez que estaba loca. O que no estaba muy bien, que es la forma de llamar con cierta condescendencia a las personas mentalmente desequilibradas. Venía mirando su teléfono móvil, de cara al sol, y yo bajaba con mi madre y el perro por el paso de enfrente. Nos hemos cruzado separados por la carretera que lleva hasta allí, y no me ha advertido. Al verla de lejos he tratado de actuar con naturalidad, pensando que al llegar a la misma altura habría de saludarla, creyendo que ella también me vería. Pero como digo, no ha sido así. Al volver yo, he visto que el sol daba de frente y he pensado que tal vez hubiese podido ser por eso. No importa, ella iba distraída con su teléfono y a mí hace años que me descartó, por vez primera. Hablamos del año 2015. Mientras estas líneas se escriben estamos en el año 2024, que acaba de comenzar. Por aquel entonces yo tenía un contrato de seis meses en una empresa de constr

All in in love

En mi vida todo han sido derrotas, creí tomar la delantera en algún momento, pero nada más lejos, era amor. Puede que la única victoria sea estar aquí ahora. Haber sobrevivido. Viví mi infancia como un niño puntualmente genuino, y la adolescencia con rudeza y discreción, siendo víctima del crecimiento. A medida que me hacía mayor la vida carecía cada vez más de misterio. Una vez, fumando un cigarro con una eventual amiga en Cardiff, estábamos sentados en un bordillo en una noche húmeda, hablábamos de ello, de la vida, a fin de cuentas le confié mi más hondo sentimiento, algo así como "solo quiero de la vida estudiar, llegar a la universidad, sacarme una carrera, y a partir de ahí, vivir", y conforme pronunciaba esta última palabra extendía mis brazos con amplitud haciendo énfasis en ella. Ella reaccionó al instante, se cautivó. "Yo también", dijo, "yo también quiero eso". Era obvio entonces que hasta aquel momento ninguno de los dos tenía la sensación de h

Matar a un artista

Ha despertado un día más. Acaba de salir el sol pero lleva días haciendo nublado. Desde la cama piensa en los sueños que ha tenido. Y en la misma posición extiende su mano y saca un cigarro de la cajetilla. Empieza a fumar. En su mesita hay libros, libros que ya no lee, el cenicero, con algunos restos de la noche anterior, las gafas, una cajetilla de ansiolíticos que apenas consume, el teléfono móvil, una lamparita de colores, y polvo, el mismo que se adivina flotando en el ambiente cuando abre ligeramente la ventana que tiene al lado para que pase la claridad. Incorporado ya le echa un vistazo al teléfono. Un amigo lo saluda cada mañana. Esta vez en los cuatro mensajes que tiene le cuenta que ha tenido un sueño muy bonito. Son mensajes de madrugada y uno de ellos matinal en el que le da los buenos días. Rehúsa responderle. La visión no le es grata. No le apetece pensar en su amigo. Al fin y al cabo le guarda aprecio, es solo que acaba de despertarse y necesita un lapso para regresar a

La mañana gris

Empieza con las brumas de un sueño extraño de esos que se olvidan rápido me ducho y sus últimos restos se van por el agujero entre el agua y la espuma He pensado en varias cosas cada ciclo es así determinadas cuestiones acontecidas que se rumian Una mujer con la que intercambié algunas cartas No funcionó Un amigo con el que hacía tiempo no hablaba Está indagando en la filosofía budista y al parecer dije algo que casaba Cómo nos reciben las mañanas aún era de noche cuando llegué a ese bar dueño y dueña en su morada es como un cuento la televisión dice que hoy llegaremos a los 23 grados aunque estamos en invierno En efecto no hace frío vestimos chaquetas y luego he cogido la boina porque es temporada y hoy ha salido nublado No tengo absolutamente nada que hacer cuando vuelvo Así que no tardaré en volver a irme y así lo hago pasado un rato rumbo a otro bar me tomaré un chupito de coñac Realmente, quiero echarle algo a la máquina ayer saqué 30 justo para llegar a final de mes con lo que ya