Los días
Aquí estoy. Otro día más. Otro día más en mi vida, en el que parece que quiera sentarme a escribir algo. Las teclas de mi portátil compiten con una taladradora del vecino. Ha pasado toda una mañana. En la que no pasa demasiado, en teoría. He leído poco, como de costumbre. Pero, por poco que sea, siempre hay algo bueno. Pongamos que vivimos en un día más. Un día más del resto del mundo, un mundo que, sin novedad, se cae a trozos. Las guerras se suceden, los crímenes, la indiferencia, y lo que tal vez sea lo peor de todo; la aparente paz de los barrios como este. Hay momentos en los que acepto mi papel, el de un pensionista que busca algo de sol sentado a un banco. No puedo decir que sea otra cosa sino eso. Un pensionista que ha madrugado demasiado. Y no tiene nada que hacer, y además teme, que no tenga siquiera posibilidad de hacerlo. El sexo se fue, el trabajo se fue, la pintura ahí está, pero yéndose, la música se fue, me queda esto, la escritura, y ni siquiera sé lo que quiero poner.