Pasajes en vilo
Ni una sola alegría. Los días se suceden y no hay en ellos ni eso. Sí, he recibido elogios por esto o por aquello, los recibí, pero fútiles, nadie espera al otro lado. La chica con la que he empezado a hablar se escabulle cada dos por tres no dejando lugar a ningún tipo de progreso, y hasta hace dos días hablaba de su novio, mal, pero hablaba. Ahora ya dice ex pareja. Qué modoso suena eso, ex pareja. Como seres plenamente civilizados. Y el caso es que vive con él, y ella está sin curro, y a mí me vuela la imaginación, la imaginación altruista. Que si ofrecerle una habitación aquí... temporal... para librarla en parte al menos de su difícil situación... En fin, ya le propuse montar en el transiberiano, su sueño, y lo tomó a guasa, o no quiso, y menos mal. Porque se lo dije en serio. Y luego está la otra, la que fuma coca en base, la barriobajera que te ve por la calle y te aborda y solo huele a problemas. Que si nos tomábamos algo, me decía. Y es que hay que ver qué mala pata tengo yo c