La chica trans
Bien, aquí estoy, sigo cojo, he logrado abandonar la silla de ruedas por mera providencia divina. Todavía no me han operado, pero como ya dije hace tiempo, lo harán en breve. Entonces sí puede que comience un proceso arduo, de rehabilitación, de mentalización, por recobrar mi estado de forma, y volver al mundo tal y como lo conocía. Francamente, espero que no. Deseo encarar la vida que me espera de un modo diferente, quizá eso sea un síntoma esperanzador. Ahora tengo una misión, algo tangible, un progreso definido que debo alcanzar. Y entretanto, en esta soledad, me entretengo como puedo. Me doy al más vano de los menesteres, en este caso el de buscar novia por las consabidas aplicaciones móviles de citas. Me doy cuenta de que nada sé de las mujeres. En la mayoría de los casos uno tiene la sensación de que debas lamer el suelo que pisan para que te hagan caso. Y cuando lo haces y consigues algún tipo de atención, la experiencia se vuelve efímera y desalentadora. Te traicionas a ti mism