Amigos

 Estoy cansado de las locuras de un amigo. Que si nos paramos a pensar, tan amigo, no será. Pasé por este mundo asociándome a muy pocos de ellos, desde la infancia, donde nos juntábamos tres o cuatro, pero nunca ninguno pasó a llamarme para salir a la calle. Tampoco yo los busqué. Los amigos siempre fueron eso, personas con las que me relacionaba en un lugar y una época determinada y a la postre, pasada esa circunstancia, desaparecían. "Tú me dijiste una vez que los amigos van y vienen, y es verdad", me confesaba mi primo de menor edad el otro día cuando comíamos juntos. Se concluía así que los únicos amigos estaban en el seno familiar, la gente con la que convivías, pero en mi caso, a día de hoy, creo que ni tan siquiera es así. Porque hay distintos lenguajes, cosas que puedes compartir con unos y cosas que puedes hacerlo con otros. Yo vivo con mis padres, y en lo sentimental puede decirse que son mis amigos, personas por las que lo daría todo, pero claro, eso va mucho más allá de la amistad. Al mezclarse tal ingente cantidad de sentimientos la cosa se complica, y los seres humanos somos así; a veces, también han pasado a convertirse en enemigos. Luego está el concepto que cada cual tenga del término "amigo". Y si me pongo a profundizar, sólo encuentro esas cualidades en mí mismo. Alguien con quien comparto la travesía de una vida, que se respeta y que se acepta por encima de todo. A la vez me valoro. Y por pequeños y frágiles que puedan ser mis destellos los aprecio. Esto quizá sea lo que me hace distinguir al prójimo, la idea de que en él habita otro ser semejante al mío. Y así, me he dado de bruces decepción tras decepción, de tal modo que he llegado a considerar egoísta la intermisión con ellos. Nadie me debe a mí, porque yo no debo a nadie.

 

Y el caso es que hoy escuchaba a ese hombre, proferir todas sus chaladuras de forma habitual, y cuando le he contradicho en alguna, se ha encolerizado de algún modo desplegando una infantil acusación hacia mí. Supongo que ahí lo he sabido, no merece la pena preocuparme por alguien así. No merece la pena preocuparse por nadie. Ellos están en su guerra, yo estoy en la mía. Este juego se basa básicamente en colocarnos como piezas ante un mundo plagado de obstáculos. Algunos encuentran un camino o una vereda donde desarmar su equipaje y pasar juntos algunas veladas inolvidables. Yo también he disfrutado de ese tipo de compañía. Pero en un día común como hoy, donde ves como toda la gente se afana por conquistar algo, creo que mi conquista está aquí, acompañado por la soledad mientras tan solo fumo algunos cigarros.

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