El último sueño

 Nicolás pasará la noche solo. Otra más. Mientras la ciudad se repliega. Alguien le dijo, "Nicolás, te vas a morir solo". Tal vez fue un ángel. Tal vez una paloma. Es igual, Nicolás no escucha. Tiene ya 90 años, por lo menos. Y las únicas voces que le interesan ya son las de su imaginación. A los 35 perdió a su esposa. Un suicidio inesperado. Como suelen ser esas cosas. Ahora Nicolás simplemente se sienta en un banco y da de comer a las palomas. Y da los buenos días a algunas personas. Andar casi no puede, se sujeta a tientas con un bastón. Por eso lo más lejos que va es al banco de la esquina. Le traen comida los de servicios sociales, y un hortelano acude a verlo con hortalizas de su campo. Pero su estómago ya ha declinado prácticamente comer. Mañana es su gran día. Nicolás se desviste poco a poco como suele hacer siempre. Pero esta noche siente palpitaciones. Olvidó hacer algo, pero le importa poco. Una cosa más al lastre. Abre el cajón de la mesita. Toma sus pastillas con un poco de agua de una botella que tiene al lado. Renqueando un poco logra tumbarse sobre el colchón. Y entonces se gira un poco y apaga la luz. Sus ojos siguen abiertos, boca arriba. Y sus manos sobre el pecho. Piensa en si cuando se duerma despertará. Pero no despierta, porque como he dicho, es su gran día.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Sin título

Hombre en precipicio

Amor a crédito