El viejo Yei

El viejo Yei

Mi perro está vivo
Lo sé porque lo observo cómo yace
A los pies de mi cama
Con un sutil y reiterado compás de su respiración
Que agita levemente su barriga
A veces me he preguntado si no estaría muerto
De manera suspicaz
En la impresión que causa
Al primer golpe de vista
Pero se levanta cada día
Tras innumerables horas de sueño
Y comienza su tortuoso caminar
De un lado a otro de la casa
Con sus patas traseras molidas
Con una sonrisa senil
Y a veces
Con un semblante quedo
Que poco expresa
Son 15 años ya a sus espaldas
Y aún recuerdo cuando llegó aquí
Transformado en una bola de pelo sedosa
E inequívocamente tierna
Ahora, al acariciarlo,
Su tacto recuerda más bien al esparto
Y tan mimoso como fue
Tan faldero
Ahora parece haberse desligado de ese sentimiento
Y sordo como está
Medio ciego
Sólo hace amago de él
Cuando se encuentra muy cerca
Y al mostrarle tu mano en un gesto
La ve
Así es la vejez
Ha perdido el norte
Caga y mea por sus inmediaciones
Sin embargo
Viéndolo así como lo tengo
Se diría que sus sueños
Están bien

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