La vida detenida
Puede que nunca lo consiga. Y conseguir el qué, me digo. Ser libre. Librarme de esta afección que me relega al silencio. Y a un sutil sufrimiento que va mermando mi vida. Una vida detenida en la gran casa que nos legó mi abuelo y en la que mis padres se han medio instalado despreocupadamente. Necesito mi soledad. Y tal vez ser libre en ella. Recuerdo aquellas últimas disputas que acabaron conmigo en el hospital. Mis últimos alaridos, mis últimas proclamas. Y todas iban encaminadas a lo mismo: tan solo necesito espacio. Pero esto no es algo que se regale, tal vez se deba conquistar. Y yo enloquecí, y ahora pago ese precio. Porque tengo miedo de enfrentarme al mundo real en estas condiciones. Y porque en parte estoy acorralado. Puede que nunca lo consiga. Recuperar la tutela de mi economía. Largarme lejos donde nadie pueda juzgarme. Y escribir, escribir esas memorias. Debe haber un lugar, donde las pocas personas que encuentres sean cálidas. Y cada amanecer sea distinto. Un lugar do...