Crónica del Este
Parece que me he despertado pronto. Al entreabrir los ojos creo que son sobre las ocho. Trato de comprobar si ya es de día a través del viso de la ventana y se ve luz. Continúo pensando que es sobre esa hora. Pero no se escucha nada, y miro el móvil: las cuatro y media. Ya decía yo, y la luz que se ve es la de las farolas. Me siento descansado, anoche me acosté pronto, pensando entre otras cosas que hay gente, no poca, que trae niños a este mundo, aunque en él existan cosas como el botón rojo. ¿Lo has pensado? Cualquiera puede pulsarlo. Está ahí, ese es su cometido, está creado para tal fin. Y al parecer en los Estados Unidos cada cuatro años se elige a un individuo con derecho a hacerlo. Bueno, eso dicen. A mí por lo pronto solo me cabe esperar un poco hasta que se hagan las seis para ir a tomar mi desayuno. No tuve hijos, es cierto, pero supongo que como todo el mundo, dadas las circunstancias, habrían caído igual. Un acto de inconsciencia. Elemental. Al instante me llega el primer m...