La vida
Algunos días uno despierta entumecido. Hace frío, lleva semanas sin darse una ducha caliente, sin afeitarse, y tiene pendiente aún el cortar las uñas de sus pies. Sobre todo las de los dedos gordos que crecen como garras. Pero no hará todo esto. Por contra, se enciende un cigarro. Se recuesta de nuevo sobre la almohada y deja pasar un breve espacio de tiempo, hasta que enciende otro. La mañana no ofrece nada, tan solo debe ir a pasar un control de su sangre porque toma unas pastillas que licuan el flujo de ésta. No podrá ni desayunar, su café con leche. Va con el tiempo justo pues ha despertado ligeramente tarde, tras apagar el despertador cuando sonó. Se acostó con la ropa puesta, por lo que solo tiene que colocarse las zapatillas, cepillarse los dientes, lavarse la cara y partir hacia su centro ambulatorio, quizá haya aún tiempo de un nuevo cigarro. Esta vez los ha liado. Le quedan dos normales pero prefiere guardarlos para cuando deambula en el exterior, por una cuestión prá...